- Si tienes deseos de llorar, llora.
- Si sientes rabia, si no entiendes porque esto te está pasando a ti. No tengas miedo de mostrar tus sentimientos, ni tus dudas. Nosotros también nos sentimos así.
- No busques culpables, ya no importa. Ahora tenemos un presente, que es realidad, y un futuro por venir.
- Puede que necesites tomar un poco de distancia, pensar, recogerte en silencio. Haz lo que tú sientas, lo que necesites. Date tu tiempo, pero recuerda que hay que poner un punto y final a estos sentimientos.
- “Pasado el duelo”, sécate las lagrimas, respira hondo, llénate de valor y pon en tu boca la palabra “ESPERANZA”. Juntos lo podemos conseguir.
- Busca, lee y aprende todo lo que puedas sobre la enfermedad. Pero ten cuidado con las fuentes de información, procura que sean fiables.
- Escuchar a otras personas que se encuentren en la misma situación y compartir con ellas vuestra propia experiencia, hará que os sintais menos solos y más comprendidos.
- Desde el primer momento es importante que la familia y el psiquiatra formen un equipo que colabore por el bienestar del enfermo.
► El enfermo y su familia deben entender que la medicación es lo más importante, sin ella, no hay punto de partida.
►La familia debe aprender a reconocer los síntomas previos a las crisis. Evitarlas es nuestro principal objetivo.
- Habla de la enfermedad con la mayor naturalidad posible. La enfermedad vive ahora en vuestra casa, por lo tanto, todos los miembros de la familia deben ser conscientes de ello, expresar los sentimientos, las dudas…, hablar con tu pareja, con tus hijos, con tus padres…os mantendrá unidos y os hará más fuertes.